¿Qué tan abrumador es tu trabajo? La realidad es que no es fácil capacitar a las personas, supervisar proyectos, planificar, preocuparse por la calidad del producto y de su producción, aprender nuevas tecnologías, contratar personal, etc. Afortunadamente existen técnicas como la autogestión que nos ayuda a tener un equilibrio y nos permite ser más productivos en el trabajo.
Por supuesto, no hay una lista de técnicas que funcione para todos, sabemos que la autogestión es algo muy personal. Lo más es lo que cada persona aprende al momento de auto gestionarse.
Pasos para una correcta autogestión
1. Escribe una misión personal
Si te gusta tu trabajo, es fácil pasar demasiadas horas en la oficina y no tener suficiente tiempo para dormir, descansar, hacer ejercicio y recargar energías con amigos y familiares.
Escribir una declaración de misión personal realmente te ayudará a enfocarte en lo que es más importante y también a elegir tus objetivos sabiamente para poder llegar a donde quieras estar.
Establece objetivos y enumera prioridades. Con eso en mente, podrás ver cómo cada actividad se ajusta a tus objetivos. Puedes priorizar acciones, incluyendo el sueño, el ejercicio y el tiempo que pasas con tu familia, eso es parte importante también de la autogestión.
2. Desarrolla hábitos
Desarrollar hábitos es otra gran técnica de autogestión. Los hábitos son siempre importantes para cualquier persona, pero son aún más para los que están encargados de tomar decisiones. Los hábitos reducen la fatiga de las decisiones, esto le permite a los encargados de dichas decisiones concentrarse en lo que realmente es más importante.
Una vez que algo se convierte en un hábito, no te va a constar hacerlo. Ya sea un ejercicio matutino o verificar mensajes al levantarse, etc., todo es más fácil si se convierte en un hábito.
El truco para crear un hábito es comenzar con algo pequeño y fácil de alcanzar. Por ejemplo, si quieres dedicar tiempo a hacer una lluvia de ideas y generar nuevos insights todas las mañanas, comienza escribiendo una sola idea cada dos días. Te lo aseguro que lo podrás convertir en un hábito.
3. Crea rituales
Los rituales son el marco en el que se basan los hábitos. Dicho de otra manera, si el hábito es correr cinco kilómetros al día, el ritual es lo que haces antes, durante y después de correr esos cinco kilómetros.
Por ejemplo, un ritual puede incluir hacer meditación, ejercicio, escribir en un diario y seleccionar una tarea para el día de tu lista de pendientes. El ritual de la mañana te mantendrá enfocado y hará que empieces el día bien y seas más productivo
Tener un diario también te puede servir para:
- Ser agradecido y comenzar el día de una manera positiva.
- Planificar lo que harás para que tengas el mejor día; para establecer metas diarias. Esto te ayudará a reforzar lo que quieres.
4. Enfócate en una sola cosa
Olvídate de la multitarea; la verdad es que reduces tu productividad cuando tratas de hacer demasiadas cosas a la vez.
En particular, los gerentes se manejan en un millón de direcciones diferentes y no suelen tener tiempo para dar un paso atrás y para hacer una reflexión profunda sobre cuestiones estratégicas o creativas. Por lo tanto, es importante elegir un objetivo o una tarea al día, concentrarse completamente en ello y hacerlo. En la mejor de las circunstancias, puedes centrarte en una tarea que haga que el resto de las tareas de tu lista sean más fáciles. Para la autogestión es importante siempre aprovechar al máximo el tiempo.
Asegúrate de dedicar suficiente tiempo a las actividades que son realmente importantes, las estratégicas, pero no urgentes.
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5. Prepárate para tomar acción
Claro, hay más de una forma de prepararse, no siempre igual para todos, y tampoco se trata solo del desarrollo profesional. Se trata de actividades que incluso pueden llegar a ser no laborales.
Puedes, por ejemplo, meditar para aclarar tu mente, o hacer yoga. Otro hábito puede ser leer. Intenta tener objetivos personales (por ejemplo, ponte como objetivo leer un libro al mes y escuchar un resumen de un libro por semana) y concéntrate en los temas que contribuyan con tus objetivos y misión en general.
6. Aprende a decir que no
El tiempo es un recurso muy valioso. Aprende a decir no cuando realmente no puedes (o no quieres).
Aprende también que no siempre tienes que tener una respuesta. A veces decir “no se” o “lo voy a averiguar” es mucho mejor. En realidad esto crea credibilidad en ti (siempre y cuando no lo hagas todo el tiempo, por supuesto). Esto te da la oportunidad siempre de delegar y de preguntarle a otros expertos, y eso siempre es bueno.
Delegar también es importante para una correcta autogestión. Los miembros de tu equipo no crecerán si no delegas, o incluso peor, si haces su trabajo y te pones a prueba.
Autogestión: el secreto para la productividad
El objetivo de la autogestión es evitar que estés abrumado, ya seas un gerente, un empleado, etc., siempre es bueno tener un control.
Una persona cuya vida está en equilibrio tendrá una cabeza clara y podrá enfrentar mejor el estrés.
Eso no solo contribuirá a una mejor vida en general, sino que también mejorará la calidad de tu trabajo y la forma en la que interactúas con tu equipo.
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